Como vienen siendo mis historias, esta también tiene sus particularidades. Gente nueva, anécdotas, turismos, suerte y diversión, una combinación perfecta para mi fin de semana en Seattle.
El camino se hace al andar
Para poder tener un día y medio para mi paseo decidí partir hacia Seattle el viernes por la tarde luego de la oficina utilizando el tren. Unas 3 hs y 30 minutos separan Portland de la ciudad vecina, en caso que se decida manejar, no obstante el sólo pensar en ese tiempo al volante de regreso a mi ciudad luego de horas de caminata y paseo me impulsaron sin dudas a viajar usando el Amtrak Cascade. Este servicio de larga distancia no sólo ofrece un muy buen servicio a un excelente precio sino que además te ofrece vistas de ríos y pueblos a la vera del camino que no podrías ver usando otro medio de transporte.
Debo decir
sin embargo que el tren salió con una hora de demora, en ese tiempo no dude en
ponerme a conversar con otros pasajeros y terminé de charla con Niki y Lily, dos
amigas de viaje a Seattle, que esperaban primeras en la fila para abordar la
formación. Me adoptaron rápidamente y me sentaron junto a ellas en el coche.
Pocas estaciones después se sumaron Linda y Diana, y con las 4 señoras nos
fuimos al coche restaurant diseñado especialmente para apreciar las vistas. Me
separé de mis nuevas amigas por algún tiempo, tratando de armar mi agenda de
fin de semana, para retomar su compañía una media hora después hasta el final del viaje, lleno de curiosidades e historias de mis 4 nuevas madres, con incluso consejos a seguir al
viajar sola siendo mujer.
Mientras
esperaba en la fila, antes de abordar, pude también notar a un padre y su hija
vestidos de manera vistosa y preparados para abordar el tren con algunos
privilegios. Finalmente, ya en el coche restaurant con mis nuevas amigas, pude
saber de qué se trataba su particular indumentaria. Ambos pertenecían a los
voluntarios de Train &
Trails Un
grupo que se dedica a funcionar como guía turística y que, durante todo el
viaje, comenta los hitos del camino, ofrece información histórica, geográfica,
económica y social. En este caso, la pequeña de tan sólo 13 años deleitaba con su vos a
los pasajeros que tenían ganas de escuchar-
Cerveza de
por medio, arribe a Seattle ya entrada la noche junto a mis 4 madres que no
pararon de darme consejos hasta el último minuto dentro de la estación.
Sábado
Como ya es
mi costumbre, comencé muy temprano por la mañana. Primera parada, Seattle Center.
A pocas cuadras del Pacific Executive Hotel se encontraba la estación del Monorail
que, en viaje directo, te lleva puerta a puerta desde el centro de Seattle a la
base de la Space Needle sobrevolando la ciudad. Para mi sorpresa, mis
planes tempraneros se vieron truncados ya que casi todos los lugares turísticos
abren sus puertas a las 10AM, con excepción de la cincuentenaria Space Needle
que permite el ingreso desde las 9AM. Algo que vale la pena mencionar, si
tienen ganas de visitar esta ciudad, es que todos los museos y monumentos
tienen costos de acceso bastante elevados en contraposición de DC donde todos
los espacios son de ingreso gratuito, para tener en cuenta.
Una buena
vista de la ciudad, del lago Washington, un poquito de océano, el waterfront,
los cruceros y las siete montañas Capitol Hill, First Hill, West
Seattle, Beacon Hill, Magnolia, Denny Hill y Queen Anne, todas visibles en un
día limpio como el que me tocó a mí.
Con una visión clara de todo mi recorrido tanto en el mapa como en mis
ojos, pasé a la siguiente estación, el Pacific Science Center Lo que me llamó la
atención de este museo fue la muestra de “King Tut”, anunciada con cartelería
en toda la ciudad. Nunca se me ocurrió pensar, hasta que estuve allí, que
estábamos hablando nada más y nada menos que de una muestra sobre “Tutankhamun: The Golden King and the
Great Pharaohs” No hay palabras para describir la exposición no sólo por su magnífica
puesta en escena sino por el significado de cada uno de los elementos. No perderé el tiempo contándoles los detalles, sólo quiero compartir una interesante historia que no conocía. King Tut tuvo uno de las tumbas más
modestas del antiguo Egipto y estaba destinado a ser olvidado, fue borrado de
los registros y nunca nadie más hablaría de él. Sin embargo, su “humilde”
morada le permitió pasar con éxito la razia de los saqueadores y, como
consecuencia, es la única tumba que permaneció intacta hasta que fue
descubierta por Howard Carter en 1922. Hoy, Tutankhamun es uno
de los personajes más conocidos del antiguo egypto y su nombre quedó escrito en
la historia mundial.
Ya a punto de abandonar el museo, destinado especialmente a los niños,
se me ocurrió preguntar que más podía observar en este espacio que no fuera un
juego para escolares. Una vez más la suerte y mi curiosidad me llevaron a un
lugar inesperado, la exhibición de mariposas tropicales. Lo que no saben es que
están vivas, se trata de un jardín templado donde uno puede observarlas de cerca
y mirar en detalle sus colores brillantes mientras ellas se posan tranquilas en
las múltiples plantas que dominan el invernadero. Beatiful!!
Tras una inmersión de cultura no pude más que dirigirme a la exposición
de íconos de la ciencia ficción del museo EMP. Una foto con la silla del Capitán
Kirk, otra al lado del largo sobretodo de Neo, unas imágenes de las armas
usadas en Hombres de Negro y la máscara de Terminator 1 llenaron mi lado Geek.
Y ya que estaba por ahí, me dí una vuelta por la exhibición de Avatar, diseñada por el mismo Cameron, y me di el gusto de ser
Neytiri y estar con Jake en los Tree of Souls gracias al chroma montado en la muestra.
Mientras
pensada en seguir con mi recorrida, me choqué de frente con la estación de “Ride the Ducks” y no pude soportar la tentación y me salí de la agenda, me subí al anfibio y me fui de tour con música y canto
por toda la ciudad y en el lago Washington. La buena noticia es que conocí
lugares que no tenía mapedos y aparecieron ideas de nuevas visitas que, desde
luego, aparecerán en los próximos párrafos. Algo interesante, en el barrio Fremont hay estatuas que tienen como objetivo facilitar el vandalismo, están hechas para que la
gente les haga lo que tenga ganas mientras no las destruya, interesante
concepto, no?
Monorail y
caminata de por medio, me fui para al famoso Pike Place Market que en pleno sábado al mediodía era un hormiguero de gente comprando
pescados, frutas, verduras y flores. No tengo ni que decirles que esta ciudad
es ideal para los amantes de los frutos de mar y este mercado es el adecuado
para adquirirlos siendo uno de los Farmer Market más grande del país y a la vez
más antiguo.
Tanto
pescado me llevó directo al Acuario lleno de belleza natural e infraestructura
para apreciar todo en detalle, desde un Lionfish,
pasando por Nemo, Dory, peces tropicales de todo tamaño y color,
rayas, lobos marinos, pájaros exóticos, tiburones y hasta un pulpo gigante.
Todo en este espacio para niños y adultos.
Le llegó el
turno a la caminata por el Waterfront con sus locales exóticos, sus
patios de comida y la rueda gigante, entretenimiento que no comprendo pero que
parece ser muy popular por estos lares. Lo más emocionante, el incendio en el
punto de venta de Argosy Cruises que involucró a no menos de 15 autobombas, policías, ambulancias y fuerzas de seguridad varias. Interesante de ver, en todo
sentido :) . Al ladito de este incidente, el Ye OldeCurisity Shop…un asco.
De repente
me di cuenta que era hora de comer algo, y a modo de merienda disfrute de unas
tiras de salmón con papas fritas en uno de los clásicos del puerto Ivar´s, la particularidad de este lugar es que luego
de hacer tu pedido te podés sentar en un deck al aire libre donde todos, sin
excepción, alimentan a las gaviotas con una no muy sana dieta de papas fritas.
Los pequeños plumíferos, ya entrenados en el tema, no dejan de hacer ruidos y
pasar rasantes por entre la gente para tomar los bastones fritos con rapidez.
Lo que
siguió fue una recorrida por la 1st Av, la avenida principal de la ciudad, un
helado gigante tomado al sol y para terminar la jornada el Underground Tour. Este paseo es una visita por lo que quedó de la antigua ciudad luego
del incendio de 1889. Luego de hacer la incursión subterránea entendí porque el
sitio tiene una sección llamada “Can I wear high hills?”, aunque no lo crean
unas señoritas no tuvieron mejor idea que meterse por los subsuelos con tacos
de más de 10 cm. No hay guía APB que cuente.
Ya caída la
noche fue la hora de volver al hotel a descansar para el día siguiente, habría
que tomar algunas decisiones para continuar con el viaje.
Domingo
Una vez
más, temprano en la mañana fue momento de comenzar la jornada con algunas
decisiones. Visitar el Museo del Aire, a algunas millas de Seattle, visitar
alguna de las islas cercanas en uno de los ferryes…finalmente me decidí por lo
último y encaré para el puerto a unas 4 cuadras de mi hotel.
Intenté
primero en el la mesa de recepción del Argosy Cruises
a pesar de los carteles que marcaba el tour a Tillicum a media mañana. Tuve suerte,
una de las chicas fue sincera y me recomendó no tomar este viaje, más bien
diseñado para grupos grandes, con almuerzo y baile típico incluido. Por el contrario, me
sugirió que fuera a la estación municipal Washington a unas 3 cuadras y que
tomará allí uno de los ferryes a Baindbridge, excelente idea.
Mi billete
de 7 USD me llevó a una isla de ensueño y a descubrir increíbles vistas de la
ciudad desde el agua, nada mal comparado a los 80USD que valía el tour, sobre
todo porque en esta isla había un pueblo que visitar, lugares por conocer,
tranquilidad y belleza por todos lados. Me di el gusto de una tranquila
caminata, bastante más relajada que en mi día previo, recorrí las calles del
pueblo, visité sus locales, llegué a la costa y caminé por el trail que bordea
la ciudad bajo un día de sol espléndido. Con bellas fotos tomadas y mucha
tranquilidad inspirada, retomé hacia la terminal por medio del Waterfront Park En este pueblo, una escuela Waldorf, la única que vi en el centro. No se
podía esperar otra cosa que educación con foco en las personas en una pequeña
ciudad como esta.
Unos 35
minutos de viaje y varias fotos después, estaba de regreso en la ciudad ya
pasado el mediodía. Aún quedaba tiempo para algunas recorridas, así que decidí
hacer un último paseo por el Waterfront y llegar hasta la zona de cruceros
donde algunas decenas de personas se agolpaban para subir al “viaje de sus
sueños?”. Tomé de nuevo 1st Avenue pero esta vez en la zona bohemia, con
locales de diseño por doquier e hice una parada en Post Alley o Gum Wall, la más
desagradable calle del mundo con sus paredes cubiertas con chiles, si, chicles
masticados junto a los cuales los turistas se sacaban fotos. Decidí seguir
rumbo, me cruce con gente que llevaba a sus perros con pechera porta bolsas (esta ciudad reluce de limpia) y para liberar mi mente de las imagenes de chicles avancé hasta el SAM, el Museo de Arte Moderno de Seattle. Debo admitir que había decidido saltear esta visita ya que los
catálogos no me generaban mucho entusiasmo, que grosero error hubiera sido no
entrar en este magnífico espacio.
El SAM no
sólo tiene piezas de Andy Warhol sino obras muy
impactantes, además de una colección permanente de Arte Africano que te pone los pelos de punta y te lleva al corazón de una cultura distante y
extraña. Lo destacado, la muestra de Artistas Aborígenesde Australia. Que impactante ver esas obras pintadas con tintes naturales
sobre cortezas de árboles, patrones imposibles y bellos, arte del que no había
visto nunca, diferente pero autóctono, original y antiguo a la vez, fotos de
los artistas completan la escena y te generan miles de preguntas acerca de qué
es el arte.
Taxi, tren
con servicio onboard y cena con cerveza Pyramide (cosa que no me olvide del
King Tut), nuevas bellas vistas en el camino y un nuevo transporte público en
Portland que me llevó a Hillsboro en la noche de Oregon. Hora de descansar para
encarar un nueva semana en USA.
Otro finde a pura experiencia :)
Más imágenes en FB.
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