Cuando se visita Costa Rica se siente en carne propia de que se trata la frase "Pura Vida".
Una explosión de color y frescura te aborda a cada paso, en cada lugar, todo el día.
Me ha tocado visitar Costa Rica por trabajo, por lo cual tal vez no corresponde contar este viaje entre mis travesías por norteamerica. No obstante, el despliegue de sensación que ofrece este país, lo convierte en una historia digna de ser compatida. Bienvenidos a mi narración sobre Costa Rica, Pura Vida!
Volcán Poás
La recorrida concluyo con platos típicos en Fredo Fresas, en mi caso la elección fue un Casado, y un camino de regreso que nos ofreció la vista de un Aguila de Cola Roja y una revelación, esta ciudad está llena de familias Soto.
Parque Nacional Volcán Arenal
Finalmente entré de lleno al fin de semana y el lugar elegido fue el Parque Nacional Volcán Arenal Salimos temprano para allí con mi amiga de Costa Rica por la Ruta1 rumbo a nuestro primer destino, las Cataratas Viento Fresco.
A pesar del vasto conocimiento de mi amiga nos extraviamos, y no es para menos si se tiene en cuenta que en Costa Rica no se utilizan rótulos en las calles y que se ven pocos carteles en las rutas. Cuando se busca una dirección se hace en base a puntos de referencia ya que no existen las coordenadas exactas a las que estamos acostumbrados en Argentina y en muchos otros países. Llegar a destino es posible sólo gracias a las indicaciones descriptivas o a cuanto se sepa de la zona.
Dado que el tiempo no nos corría, decidimos parar a tomar un robusto desayuno en la zona de Monteverde, nuevamente un plato local para afrontar la larga jornada de caminata. Una particularidad de esta ciudad, que bordeamos por la ruta 1, es que en el pasado han manifestado para evitar el pavimentado de sus calles de ingreso. El motivo es sencillo, no quieren turismo comercial. Sólo aquellos que tienen ganas de tener una experiencia natural se atreven a llegar, a través de calles de ripio en muy mal estado, capaces de destruir cualquier vehículo que no posea la tracción correcta.
Afortunadamente contabamos con el coche adecuado y así es como nos fue posible a las Cataratas Viento Fresco. Trás por lo menos 10Km de camino destrozado, no obstante el viaje valió la pena. Ya en el lugar, contratamos un guía que nos ayudó a ver algunos Perezosos además de reptiles e insectos varios. Visitamos las cascadas Río Serena, Arco Iris, Tobogán y La Roca, nos mojamos los pies en Arco Iris y, para evitar la subida en la calurosa tarde, nos volvimos a caballo por la propiedad que, para mi sorpresa, resultó ser una estancia privada.
Sorprende que un lugar de tanta belleza no sea de dominio público.
Luego de un largo día llegó el momento del merecido descanso y, para ello, nos esperaba una reserva en Volcano Brewing que, además de hotel, es una cervecería artesanal. Una de las dos que existen en todo el país, según nos comentó el gerente gral que nos atendió en persona. La degustación de cervezas fue excelente, aunque sin duda la ganadora fue la llamda Gato Negro. La Witchs Rock, la Gold Ale y la Red Ale no se quedan atrás, pero la Gato se las trajo durante la noche. Desde luego, no puede evitar mi pasión por la michelada y para eso opte por una Imperial, la cerveza local, para cerrar la noche junto a los tipicos platos locales.
No me atreví a probar la Tilapia, sobre todo después que las vi nadando en el estanque, será cuestión de volver por estos pagos si finalmente me decido.
San Ramón
El domingo comenzó un poco más tarde y con una lluvia torrencial que nos obligó a disfrutar del hotel antes de comenzar el retorno a San José, esta vez por un camino diferente.
Cuando el agua nos lo permitió, comenzamos el retorno pasando por Tilarán y sus extensas granjas de generadores de energía eólica pertenecientes al ICE, el proveedor local de energía. Seguimos hacia Guadalajara para acercanos a Nuevo Arenal, ciudad que alberga a todos aquellos que solían vivir dónde hoy se encuentra la Laguna del Arenal que, dicho sea de paso, es totalmente artificial y existe con el objetivo de generar energía. Finalmente llegamos a La Fortuna, con la idea de hacer alguna actividad, pero las fuertes lluvias nos cerraron el paso y la vista del volcán, mala suerte.
Lo que siguió fue un bello camino de montaña que nos depositó en San Ramón, justo en medio de la fiesta patronal. La iglesia era una colección de santos traidos de otros templos de la zona y a la vez, en sus alrrededores se desplegaba un festival de música y comida, junto a bingos al aire libre donde se agolpaba una multitud de gente. Fue en medio de la caminara que la lluvia hizo su entrada nuevamente y decidimos seguir viaje rumbo a San José.
La tarde teminó con una buena cena y buena charla, después de un finde a Pura Vida.
Para no perder la temática, algo especial pasó en uno de mis vuelos de regreso. Conocí a George, un perro de 10 años que viajaba en la cabina cuidando a su dueño, sentado tranquilo en el pasillo del avión sin hacer ni un sólo ruido, más Pura Vida que esto, imposible.
Moraleja: Como dice el dicho, la vida siempre se abre paso.
A pesar del vasto conocimiento de mi amiga nos extraviamos, y no es para menos si se tiene en cuenta que en Costa Rica no se utilizan rótulos en las calles y que se ven pocos carteles en las rutas. Cuando se busca una dirección se hace en base a puntos de referencia ya que no existen las coordenadas exactas a las que estamos acostumbrados en Argentina y en muchos otros países. Llegar a destino es posible sólo gracias a las indicaciones descriptivas o a cuanto se sepa de la zona.
Dado que el tiempo no nos corría, decidimos parar a tomar un robusto desayuno en la zona de Monteverde, nuevamente un plato local para afrontar la larga jornada de caminata. Una particularidad de esta ciudad, que bordeamos por la ruta 1, es que en el pasado han manifestado para evitar el pavimentado de sus calles de ingreso. El motivo es sencillo, no quieren turismo comercial. Sólo aquellos que tienen ganas de tener una experiencia natural se atreven a llegar, a través de calles de ripio en muy mal estado, capaces de destruir cualquier vehículo que no posea la tracción correcta.
Afortunadamente contabamos con el coche adecuado y así es como nos fue posible a las Cataratas Viento Fresco. Trás por lo menos 10Km de camino destrozado, no obstante el viaje valió la pena. Ya en el lugar, contratamos un guía que nos ayudó a ver algunos Perezosos además de reptiles e insectos varios. Visitamos las cascadas Río Serena, Arco Iris, Tobogán y La Roca, nos mojamos los pies en Arco Iris y, para evitar la subida en la calurosa tarde, nos volvimos a caballo por la propiedad que, para mi sorpresa, resultó ser una estancia privada.
Sorprende que un lugar de tanta belleza no sea de dominio público.
Luego de un largo día llegó el momento del merecido descanso y, para ello, nos esperaba una reserva en Volcano Brewing que, además de hotel, es una cervecería artesanal. Una de las dos que existen en todo el país, según nos comentó el gerente gral que nos atendió en persona. La degustación de cervezas fue excelente, aunque sin duda la ganadora fue la llamda Gato Negro. La Witchs Rock, la Gold Ale y la Red Ale no se quedan atrás, pero la Gato se las trajo durante la noche. Desde luego, no puede evitar mi pasión por la michelada y para eso opte por una Imperial, la cerveza local, para cerrar la noche junto a los tipicos platos locales.
No me atreví a probar la Tilapia, sobre todo después que las vi nadando en el estanque, será cuestión de volver por estos pagos si finalmente me decido.
San Ramón
El domingo comenzó un poco más tarde y con una lluvia torrencial que nos obligó a disfrutar del hotel antes de comenzar el retorno a San José, esta vez por un camino diferente.
Cuando el agua nos lo permitió, comenzamos el retorno pasando por Tilarán y sus extensas granjas de generadores de energía eólica pertenecientes al ICE, el proveedor local de energía. Seguimos hacia Guadalajara para acercanos a Nuevo Arenal, ciudad que alberga a todos aquellos que solían vivir dónde hoy se encuentra la Laguna del Arenal que, dicho sea de paso, es totalmente artificial y existe con el objetivo de generar energía. Finalmente llegamos a La Fortuna, con la idea de hacer alguna actividad, pero las fuertes lluvias nos cerraron el paso y la vista del volcán, mala suerte.
Lo que siguió fue un bello camino de montaña que nos depositó en San Ramón, justo en medio de la fiesta patronal. La iglesia era una colección de santos traidos de otros templos de la zona y a la vez, en sus alrrededores se desplegaba un festival de música y comida, junto a bingos al aire libre donde se agolpaba una multitud de gente. Fue en medio de la caminara que la lluvia hizo su entrada nuevamente y decidimos seguir viaje rumbo a San José.
La tarde teminó con una buena cena y buena charla, después de un finde a Pura Vida.
Para no perder la temática, algo especial pasó en uno de mis vuelos de regreso. Conocí a George, un perro de 10 años que viajaba en la cabina cuidando a su dueño, sentado tranquilo en el pasillo del avión sin hacer ni un sólo ruido, más Pura Vida que esto, imposible.
Moraleja: Como dice el dicho, la vida siempre se abre paso.
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