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domingo, 30 de septiembre de 2012

La pesadilla de AA


Un día y medio despúes de lo planeado, al fin en BA. 
Gracias por el lindo momento American Airlines.
Que día señor, que día! o Qué días debería decir? La experiencia que debía ser suave y sencilla se convirtió en pesadilla en un abrir y cerrar de ojos. Arranqué devolviendo el auto sin recibir ninguna factura porque supuestamente me la iban a enviar por correo, a mi pregunta de "a dónde?" siguió un largo silencio y esta frase: se la vamos a enviar por correo. Luego de una breve charla, descubrí que no tendría suerte y que debería dejar este tema para resolver de regreso en Argentina, es muy complicado sacar de sus costumbres a gente que está habituada a que las cosas sean de una sola manera y ya.

Ya llegaba al aeropuerto sabiendo que mi vuelo saldría demorado, esto es bastante habitual con American Airlines, decidí simplemente esperar a llegar al check in antes de entrar en pánico. Desde luego, sucedió lo peor, la no amable persona de atención al cliente sólo se limitó a repetir que no tenía solución, que debería quedarme un día más en Dallas. Frente a mi insistencia, llegó a pedirme que yo le diera yo una solución, loco, no? Como la perseverancia es uno de mis rasgos personales no solté presa esgrimiendo todos los argumentos posibles, desde el costo del pasaje hasta los daños que me estaban ocasionado. Finalmente, como siempre ocurre, apareció una solución o algo así.

Me mandaron a Alaska Airlines a chequear mi vuelo a Los Angeles, de allí viajaría a Perú y de Lima a Buenos Aires, llegando medio día más tarde. Lo interesante es que en la fila de seguridad descurbrí que tenía 10 minutos antes de que el vuelo comenzará a ser abordado y unas 100 personas adelante, desde luego ya había perdido mis prioridades por ser una línea aérea diferente. No me quedó otra que sacar a flote los peores institnos argentinos y colarme delicadamente en la fila de prioridad para pasar rapidamente al otro lado. Mientras corria recordaba que, por suerte, había logrado convencer a la persona de Alaska de aceptar mis dos valijas, sin prioridad sólo se puede despachar una por pasajero, por suerte tuvo piedad de mi.

Ya en LA me encontré totalmente perdida. No sabía a donde ir, no sabía donde estaba. Así que luego de muchas preguntas fui a la fuente segura, me metí entre la policía de la TSA y les pedí desesperada ayuda para saber a donde ir. Por suerte me tocó una chica con buena onda, que me mostro el camino. Unas 10 cuadras después, y bajo el calor de LA, llegué a la terminal internacional. Nadie en LAN me estaba esperando, escritorios vacíos me ponían de nuevo en foja cero. Luego de algunos minutos de espera, al fin alguien asomó su rostro al area de check in para decirme, con amabilidad, que no podía chequearme hasta dentro de 4 horas.

Aeropuerto en construcción, cientos de personas por todos lados, ni una mesa libre, nada. Al final, decidí ir a un Lounge y pagar por un poco de páz para las siguientes 4 horas de espera hasta el check in.

Ya más tarde me fui de nuevo a buscar conseguir mis boardings. Al menos la gente de LAN hablaba en español y pude suplicar en mi propio idioma por algunas mejoras. Tuve la grata sorpresa de que aceptaron mi categoría en AA y al menos me dieron un pase al Lounge compartido donde pude esperar las siguientes 4 horas.

Llegada la hora del embarque me fui directo a la puerta, no quería que nada más se interponiera en mi camino. Ahora ya estoy lista para la salida, mi conexión en Perú sólo tiene una hora de espacio, así que cruzo los dedos.

Prefiero cerrar acá el post poniendo la esperanza en llegar a salvo a casa, con valijas incluidas. Si no es así, seguramente habrá tiempo para escribir también sobre eso ya de regreso en Argentina.



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