Salida de viernes a la noche, partido de hockey sobre hielo, o como dice aquí, Hockey a secas.
Whinterhawks vs Seattle, primer partido de la temporada.
Decidí tomar el tren para evitar los habituales trastornos y costos de estacionar en la zona de Portland, conocida por sus costosos y diminutos parkings. El transporte que me dejó en la puerta del Rose Garden Arena donde, además de arremolinarse gente para ingresar al primer partido de la temporada, podías escuchar los anuncios de las próximas presentaciones de Justin Bieber y de los Red Hot Chili Peppers mientras hacías la fila de ingreso.
Entre las primeras, y ya habituales primeras impresiones, debo destacar la mesa frente a la caja de venta de entradas donde dos señoras entregaban los tickets para toda la temporda con sólo mostrar una identificación sin ningún tipo de seguridad o complejo sistema. Desde luego, los fanáticos de ambos equipos llegan juntos, hacen las mismas colas y se sientan mezclados en la tribuna donde festejan los goles de su equipo sin ningún inconveniente por hacerlo justo al lado de un fan del otro equipo.
Al ingreso el cacheo habitual y la grata recepción de las animadoreas que, más tarde, te delitan con su danza en los dos intermedios de 15 minutos que separa cada uno de los 3 tiempos de 20 minutos que dura el partido. Desde luego, no falta la mascota que, en el caso de los Whinterhawks se llama Tom a Hawk, un pajarraco muy simpático que danza al comienzo del partido y se pasea por la tribuna con las porristas.
La presentación de cada uno de los jugadores, que no superan los 21 años, fue al mejor estilo de las grandes ligas con videos de los chicos jugando a no más de 2 o 3 años de edad con los patines y el palo de hockey en la mano, y las imágenes del campeonato anterior donde salieron ganadores, desde luego no faltó el himno esta vez entonado por unos personajes del cantando por un sueño local.
El partido fue fascinante, juego de hombres de verdad debo decir, al menos para mi. Los chicos vuelan cada segundo y es por eso que los jugadores cambian de manera permanente durante todo el juego. La larga lista de muchacho está descripta en la web, por si desean conocerlo con fotos y caratcerísticas personales, algunos de ellos no jugaron pero estuvieron presentes con sus trajes impecables para alentar a sus compañeros. Desde luego no faltaron las trompadas, la rapidez con la que se quitan toda la protección para agarrarse a los golpes dejaría boquiaboerto hasta al mejor boxeador, lo interesante, no los expulsan sólo los dejan fuera del juego por unos minutos, desde luego es parte del show.
Pizza, pochoclo y una remera del equipo, mis adquisiciones de la noche. La experiencia buenísima, lástima que no tenemos más de esto en Argentina.
Al cierre, de nuevo al tren con la masa de fanáticos en un clima de tranquilidad y camadería que, por momentos, impresiona en diversos sentidos.
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