He descubierto en la experiencia que el lenguaje es uno de esos elementos que te genera pertenencia e, incluso, por momentos orgullo. Conocer bien tu lenguaje es una forma de conocer tu cultura y un vehículo en si mismo para poder compartirla.
Entre los desafíos personales de mi viaje se encuentra la necesidad de mejorar mi inglés, no obstante, en mi búsqueda de capacitación me choqué con el disfrute de poder enseñar a otros. Desde hace varias semanas participo de 2 grupos de intercambio, esto significa, reuniones en las que gente local se encuentra para aprender o mejorar su español con personas como yo, que hablan español y que quieren mejorar sus inglés.
No hay profesores, no hay agenda. Las charlas van surgiendo de manera dinámica y entretenida, con juegos, con libros, todo en el marco de las bibliotecas públicas de Hillsboro y Tualatin Lugar de reunión y entorno ideal para el intercambio cultural, espacios que, en este verano, se encuentran llenos de chicos y adolescentes disfrutando de la literatura mundial en sillones, el piso o mesas de lectura compartida. Todos en silencio, todos concentrados, pero todos disfrutando.
Cada reunión es diferente, generalmente no somos los mismos con excepción de quienes coordinan. Ed y Cindy (en la foto) son quienes manejan las reuniones en Hillsboro y Eva funciona como facilitadora en las reuniones en Tualatin, todos nativos americanos y con estilos muy diferentes, pero en todos los casos con ganas de aprender y compartir.
Entre los asistentes hay americanos, australianos, hindues e incluso un matrimonio, ella española y él americano, que quieren entender un poco más de la cultura y el lenguaje del otro. Cada uno aporta su conocimiento y sus ganas de superarse, todos aprendemos que incluso en las diferencias todos somos iguales y que, sin importar tu idioma o tu edad, cuando tenes ganas de aprender, todo es posible
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