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martes, 17 de julio de 2012

“The Coconuts”



Siendo sábado a la noche y estando en una ciudad balnearia con un clima poco favorable, decidí salir a buscar un espacio donde escuchar buena  música y pasar una velada agradable. Por fortuna me encontré con una “banda” inolvidable.

Luego de buscar en algunas web locales, como http://www.cannonbeach.org, y consultar en el centro de informes, encaré la caminata hacía Lumberyard Me bastó ingresar sólo un paso para darme cuenta que la supuesta música en vivo no valía permanecer en un entorno tan ruidoso, beisbolero y típicamente americano. Salí entristecida porque no veía que mi salida, bañada por la llovizna, fuera a terminar como esperaba. Entonces recordé la mención del Sweet Basil café o Wine Bar, que habían hecho dos de las personas consultadas y hacía allí dirigí mis pasos.

En ese pequeño patio con dos locales diminutos cercados por el “Puppy Love” store encontré a los "The Coconuts" bajo un gazebo que los protegía del agua, mientras tocaban por momentos jazz, por momentos country, todo con el objetivo de reunir donaciones para el "Banco de Alimentos de Oregon" , algo que ya había tenido oportunidad de ver hace algunas semanas también en los conciertos que se realizan en Portland.

Algunos minutos de pie en la espera y algunas canciones después conseguí una mesa al aire libre bajo un árbol que me protegía de la persistente garúa. Desde allí escuchaba a la banda hasta que Ted, dueño del lugar, se me acercó no sólo a tomar mi pedido sino también a preguntarme si aceptaba más comensales a mi mesa. Desde luego, la respuesta fue sí. De esta manera conocí a Louise, Bob y su padre Rob, una familia muy singular.

La pareja, recién llegada a la costa con el objetivo de cambiar de vida siguiendo los pasos de Rob, era muy agradable, además de parlanchina y curiosa por saber más de mí. Lo mejor fue cuando le pregunté a Louise a que se dedica y con toda seriedad respondió “soy prostituta” frase seguida por la afirmación de su suegro “es tan mala que ni lo parece”. Y así siguió la noche, vino de por medio, sabrosa comida de mar y más anécdotas de gente “del interior”. Rob con sus 75 años me contaba como cuidaba de su granja en la costa hace más de 40 años, cuando decidió mudarse allí luego de perder su trabajo en Portland. Entre anécdotas de mapaches, que parecen ser más agresivos y peligrosos de lo que se ven en las fotas, risas e intentos de aprender español, esta familia me adoptó por una noche y se ocupé de hacerme un lugar en su mesa en el interior del local cuando la lluvia se volvió más intensa.


Mientras, los "The Coconuts" nos deleitaba con su música bajo la lluvia. Un pequeño grupo de artistas locales que debían su nombre a la necesidad de publicar alguna denominación en el sitio del lugar que llenó la noche en Cannon Beach con una atracción muy única, como ellos mismos.

Y así, con nuevos amigos y sus mascotas, la banda y el dueño del lugar, amante del español, disfruté de una noche de sábado diferente en un espacio diferente, aprendiendo de una forma de vida distinta a la que conocemos por Argentina y derribando mitos acerca del "Sueño Americano".

2 comentarios:

  1. Que buena salida! Debe haber sido toda una experiencia.
    Rob es un fenómeno, no?

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  2. Si, total!!! además de parecerse a Anthony Hopkins!

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